Q’eswachaka, el último puente inca, es un magnífico puente de cuerdas que se alza majestuosamente sobre el río Apurímac. Es mucho más que una simple estructura. Es un vínculo vivo con la grandeza de los incas y una tradición arraigada que ha perdurado durante más de 600 años.
Cada año, con una dedicación inquebrantable, los miembros de las comunidades locales se reúnen para reconstruir este puente tal como se hacía en los tiempos ancestrales. Imagina el esfuerzo colectivo de alrededor de 800 personas, unidas por el compromiso de preservar su herencia cultural.
Más que ser un simple medio para cruzar el río, el Puente Q’eswachaka tiene un significado profundo para las personas de la zona. Es un símbolo tangible de sus tradiciones ancestrales, una conexión con el pasado glorioso de los incas y una fuente de orgullo comunitario. En este blog, te invitamos a sumergirte en la grandeza de una tradición que desafía el paso del tiempo y maravillarte con la grandeza del Puente Qeswachaka.
¡Descubre este increíble puente Inca en Cusco!
Qué significa Q’eswachaka
«Q’eswachaka» es una palabra que proviene del idioma quechua, la lengua local, y se compone de dos partes: “Q’eswa”, que significa “cuerda” o “soga”, y “Chaka”, que significa “puente”. Por lo tanto, “Q’eswachaka” se traduce como “puente de cuerdas” o “puente colgante”.
Este puente es un ejemplo excepcional de los antiguos puentes colgantes incas que se construían utilizando técnicas y materiales tradicionales. Ha sido preservado y reconstruido durante siglos por las comunidades locales, manteniendo su conexión con la herencia cultural de los incas.
El resultado es un prodigio de ingeniería de 28 metros de largo y 1,2 metros de ancho, que se levanta como un testamento vivo de la habilidad y la sabiduría de sus antepasados. De hecho, se le reconoce como el último puente inca que queda en pie, lo que lo convierte en un tesoro invaluable tanto para las comunidades locales como para los visitantes curiosos.


Cómo se construye el puente Q’eswachaka
Cada mes de junio, cuatro comunidades se reúnen durante cuatro días para reconstruir el Puente de Q’eswachaka, manteniendo viva una tradición inca que ha perdurado por siglos. Con un gran trabajo en equipo, sabiduría ancestral y fibras naturales, dan nueva vida a este puente colgante sobre el río Apurímac.
Las cuerdas están hechas con una fibra vegetal llamada q’oya, que crece en zonas altas y húmedas de los Andes. Esta planta pertenece a la misma familia que el ichu, un tipo de pasto típico de las alturas andinas. Ambas fibras son increíblemente resistentes, lo que las convierte en el material perfecto para soportar el peso de quienes cruzan el puente colgante.
Después de ser cortada, la Q’oya se tiende al sol para que se seque. Al día siguiente, los manojos de paja son machacados con piedras, lo que le da a la fibra flexibilidad para poder ser manipulada, pero sin perder la resistencia. Para la fiesta de renovación del puente, cada familia tiene la tarea de fabricar una larga soga.
Te explicamos más en detalle cómo se desarrolla este importante ritual.


Día 1: El permiso de los Apus
El primer día inicia con una ceremonia sagrada al amanecer. Se realiza una ofrenda al Apu Quinsallallawi, espíritu protector de las montañas, tal como lo hacían los antepasados. Esta ceremonia busca el permiso de los Apus (montañas sagradas, consideradas divinidades protectoras y fuente de energía) para que la reconstrucción del puente sea exitosa y dure hasta el próximo año. Mientras tanto, las mujeres de la comunidad comienzan a trenzar y amarrar las fibras de q’oya, creando las cuerdas que darán forma al puente y lo sujetarán.
Día 2: La Despedida del Viejo Puente
El segundo día, se desmonta el puente anterior. Los participantes retiran con cuidado las cuerdas y secciones de madera que conforman la estructura del puente viejo. A continuación, se entrelazan todas las cuerdas que han sido trenzadas anteriormente por las mujeres. Estas se juntan y se retuercen para crear grandes sogas (llamadas Makis) que servirán de soporte y serán el sostén principal de la estructura del nuevo puente.


Día 3: Tejiendo el Nuevo Puente en el Aire
Este es el día más intenso y emocionante de la restauración, el corazón del proceso. Se construye el suelo del puente y se colocan las barandillas a ambos lados, en un arduo trabajo que los artesanos realizan suspendidos sobre el caudaloso río Apurímac. Es impactante ver a los hombres obrar sobre el vacío, sin ningún tipo de soporte de seguridad, confiando únicamente en su experiencia, equilibrio y la fuerza colectiva.
Este proceso requiere un dominio profundo de las técnicas tradicionales que han sido transmitidas por generaciones. Las sogas, hechas a mano en los días previos, son cuidadosamente entrelazadas unas con otras para formar una base sólida y resistente.
Cada nudo, cada trenza, es un acto de precisión que une no solo fibras, sino también siglos de historia viva.
Día 4: La Gran Fiesta en el Puente Q’eswachaka
El último día, se realizan los toques finales y pruebas exhaustivas para asegurarse de que el puente esté listo y es seguro para su uso. Una vez completado, celebran la finalización de su proyecto con abundante comida y danzas regionales. Estos cuatro días de restauración no solo son un esfuerzo físico y técnico, sino también una oportunidad para fortalecer los lazos comunitarios y mantener viva una tradición invaluable.

Cómo llegar al puente Q’eswachaka
El Puente de Q’eswachaka se encuentra al sur de la región de Cusco, específicamente en la provincia de Canas, distrito de Quehue. Está suspendido sobre el río Apurímac, a más de 3,700 metros (12.139 pies) sobre el nivel del mar, en un entorno rural, rodeado de montañas y comunidades quechuas que conservan vivas sus tradiciones ancestrales.
Llegar hasta este puente Inca desde Cusco toma alrededor de 4 horas. Aunque el viaje es largo, las vistas son impresionantes y harán que valga la pena. Hay dos formas de visitar el puente y experimentar su maravilla y su increíble artesanía.


Llegar a Q’eswachaka por tu cuenta
Esta opción es un poco más complicada, pero muchos viajeros la prefieren por la libertad que ofrece.
Lo primero será encontrar un taxista que conozca bien la ruta. No todos lo hacen, así que lo mejor es pedir una recomendación en tu hotel u hostal; ellos suelen conocer conductores de confianza. El viaje desde Cusco hasta el pueblo donde se encuentra el puente toma unas 3-4 horas por carretera. Una vez allí, tendrás tiempo para cruzar el puente colgante y disfrutar con calma del entorno, sacar fotos y vivir la experiencia. Es recomendable llevar tu propia comida, especialmente si tienes alguna alergia o dieta especial, ya que la oferta local puede ser limitada y muy básica.
¿Y para el regreso? No olvides negociar con el taxista para que te espere y te lleve de vuelta a Cusco. Por este servicio de día completo, puedes esperar pagar alrededor de 200 soles.
Llegar a Q’eswachaka con una agencia
Viajar con una agencia de turismo no solo es más cómodo, sino que en este caso puede resultar incluso más económico. El último puente Inca de Q’eswachaka está bastante alejado de Cusco y no hay transporte público que llegue hasta allí. Contratar un taxi privado puede ser costoso, y organizarlo por cuenta propia requiere tiempo y planificación.
Al elegir una agencia, te olvidas de los detalles logísticos: el transporte, la comida y las entradas al lugar están incluidos. Además, contarás con un guía profesional que te explicará la historia y el significado del puente, y estará pendiente de tu seguridad durante todo el recorrido. Salkantay Trekking ofrece un tour de un día al puente Q’eswachaka que incluye todo esto. Pero no solo visitarás el puente: en el camino también harás paradas en cuatro impresionantes lagunas turquesas y en la casa natal de Túpac Amaru II, héroe andino que lideró la mayor rebelión indígena contra la colonia española.
Una experiencia completa, cultural y natural, para quienes quieren explorar el corazón de los Andes sin complicaciones.

El último puente Inca de Cusco te espera
Si te encuentras en Cusco y dispones de tiempo, te recomendamos reservar un día de tu viaje para visitar el impresionante Puente Qeswachaka. Es una experiencia enriquecedora que te sumerge en la riqueza cultural y te permite apreciar la dedicación y el amor con el que la comunidad cuida y preserva su patrimonio.
Mientras caminas por el puente, podrás sentir la energía y la historia que fluyen a través de sus cuerdas y pilares. Contempla la artesanía cuidadosa y el trabajo en equipo que se necesita para mantener esta maravilla arquitectónica en pie. Atrévete a descubrir lo que pocos han visto y regálate un día memorable explorando el Puente Q’eswachaka.
Te garantizamos que te llevarás recuerdos imborrables y una apreciación más profunda por la herencia ancestral de los incas.
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